Así nacimos: La universidad virtual del Estado de Michoacán

by | Oct 17, 2021 | Artículos

Introducción

El 17 de enero de 2011 nace por decreto del Gobierno del Estado de Michoacán, la Universidad Virtual del Estado de Michoacán (UNIVIM), como una respuesta a la demanda de educación superior en muchos municipios del estado, de los michoacanos en el exterior y por muchas personas dedicadas al hogar o integradas al trabajo que necesitaban estudiar desde sus casas, en horas posibles.

La educación en línea, entendida como aquella que se brinda a través de una plataforma de aprendizaje, por medio de internet, con contenidos educativos precargados y con un docente que se desempeña como el profesor convencional, con una agenda de trabajo semanal, es una opción educativa para muchos de los miles que luchan por superarse aprovechando las tecnologías de la comunicación continuar sus estudios en horarios flexibles. Esta modalidad de estudios fue aceptada por el gobernador Godoy Rangel en julio de 2010 y encargada al entonces Subsecretario de Educación Media Superior y Superior, quien estuvo siempre dando seguimiento al proyecto. En este mes me invitó para participar de este gran proyecto, reto que asumí para concretarlo.

Describir cómo nació la universidad tiene el propósito de ilustrar a otros que lo más grandioso que logra concretar proyectos es la tenacidad con la que sigues la idea para concretar el proyecto, con pocos recursos y un modelo pertinente, además para reconocer el trabajo de quienes participaron en su creación, algunos de ellos son mencionados, otros tuvieron su participación en temporadas o días específicos.

Necesitamos un modelo

Habían pasado casi 30 días de animosas reuniones y desfilado diversos representantes de empresas e instituciones con sus cotizaciones en mano, la presión del Subsecretario de Educación Media y Superior para avanzar y tener productos era evidente, había que cumplir al gobernador del estado, quien ya venía anunciando una universidad vía medios para llegar a todos los municipios del estado y con los paisanos en el extranjero, era la posibilidad de incrementar la atención en educación superior.

Se requería de un modelo pedagógico que guiara el nacimiento de la nueva universidad, había ideas diversas: una de ellas era ir hacia la educación a distancia vía videoconferencias donde el docente dictara las clases diariamente; otra se trataba de grabar las clases y enviarlas por medio de discos compactos a todo estudiante a su lugar donde radicara, una más, la que convenció, era la de educación en línea a través de una plataforma de aprendizaje, con apoyo en unidades de extensión en cada municipio.

Es indudable el papel de un modelo, es una concepción teórica sobre la realidad, propone una determinada cosmovisión sobre la vida, una concepción de sociedad y de ser humano deseable y posible de ser alcanzado a partir de un proceso de formación, en el que se asume una posición con respecto al conocimiento, la enseñanza y el aprendizaje. Como todo, la educación va evolucionando y la tecnología y las nuevas generaciones van demandando nuevos modelos educativos. Este tenía que ser un modelo atractivo, viable y consistente. Para ello, nos planteamos distintas cuestiones, como el enfoque, la metodología y el método de evaluación. Dando lugar a su descripción.

 Reconocimos, ante todo, que vivíamos en la era del conocimiento, donde la educación no cumple sólo un papel estratégico para el crecimiento económico, sino que amplía sus fronteras a la configuración de un modelo de sociedad que proporcione bienestar a sus habitantes; disminuye las brechas entre regiones y grupos sociales; impulsa la democracia como forma de vida en todos los campos de acción humana; promueve la tolerancia y el respeto para la convivencia social; coadyuva a la madurez política y facilita medios para que los hombres y mujeres de un país, transformen e innoven constantemente sus condiciones de vida desde una perspectiva integral de desarrollo humano. Pensar y repensar el modelo evidenciaba el temor de quedarnos como muchas instituciones de educación superior que no ha alcanzado los niveles de preparación científico­técnica, ni la formación cultural y humanística requeridas para desarrollar los perfiles de egreso que demanda el entorno de la sociedad actual.

Había quedado claro que requeríamos de un modelo educativo para fundamentar y orientar el quehacer académico y administrativo, para garantizar la formación integral del estudiante a través de una educación pertinente y de calidad, que atienda las dimensiones personal, profesional, social y ambiental, a fin de lograr el perfil de egreso que demanda el contexto en lo referente a conocimientos, competencias, habilidades y valores.

Una de las primeras discusiones era si debía ser bajo un modelo por competencias, justo porque había un debate fuerte y posiciones encontradas en grupos de académicos y líderes sindicales, optamos por ellas, desde una óptica donde la carrera y la especialidad requiere de definiciones de egreso que respondan a los requerimientos laborales, con criterios de calidad y de valores, pero sobre todo de competencias para la vida.

Pensar sobre la flexibilidad curricular nos llevó a definir el currículum flexible bajo un enfoque holístico que rescate y ponga en práctica la formación integral y autónoma del estudiante, contando para ello con la participación directa y activa de éste en el diseño de su plan de estudios y en los procesos formativos, promoviendo el ejercicio investigativo y el trabajo interdisciplinario como formas didácticas idóneas.

En su forma operativa, el currículum flexible sería una propuesta alternativa a la concepción lineal y rígida de los estudios profesionales, que rompe con el sistema de materias y cursos seriados y obligatorios, y presenta en su lugar una amplia gama de opciones para la formación profesional del estudiante.

La mayor ventaja de un currículo flexible es que permite la participación activa del estudiante en su formación al brindarle la posibilidad de diseñar su propio plan de estudios, ya que con el apoyo de un tutor o de un asesor, selecciona los cursos o asignaturas según sus intereses, capacidades y orientación, no siendo una limitante el que se impartan en carreras o escuelas diferentes y siguiendo las normas establecidas por cada unidad académica. Se diseña con base en la formulación de objetivos graduales y jerarquizados que orientan los procesos, estrategias y actividades académicas y de aprendizaje, y definen las salidas terminales, lo cual implica una serie de transformaciones sucesivas de los sujetos participantes, de la organización, de los recursos disponibles y de las relaciones conceptuales, operativas y políticas que la institución establece y mantiene con su entorno.

Para entrar al diseño curricular de los programas educativos, pusimos en la mesa a Zabalza, Glazman, Stenhouse, Ibarrola, entre otros, que nos ayudaron a definir cómo deberíamos diseñar cada carrera que se ofrecería, nos fuimos por un diseño modular, desde categorías propias, como la práctica profesional. Optar por un modelo modular implicaba superar la organización por disciplinas para pasar a los objetos de transformación, “conocer un objeto es conocer un acontecimiento, no es solamente mirarlo y hacer de él una copia mental, una imagen. Conocer un objeto, es actuar sobre él. Conocer es modificar, transformar el objeto y entender el proceso de su transformación y, como una consecuencia, entender la forma en que el objeto es construido, (UAM‐X, 1994).

Entramos a definir el Marco de referencia, determinación de la práctica profesional, estructuración curricular, elaboración de módulos y evaluación del plan de estudios. La definición estaba decidida, sin embargo, el tiempo no fue suficiente para concluir al 100% cada uno de los programas con esta visión, justo porque faltaban diseñadores preparados en este modelo. El tiempo se agotaba y había que iniciar labores, eran los últimos días del año 2010 y ya estaba en marcha un proceso de inscripciones.

Pasar el diseño instruccional fue todo un reto, poco tiempo y pocas personas preparadas para ello, además sin recursos económicos y en una casa prestada. Definir sobre las teorías del aprendizaje y su conexión con diseño instruccional resulta por demás interesante, porque promueve la reflexión del quehacer académico en la educación a distancia, tuvimos que situar brevemente las 3 teorías, luego hacer un recorrido por el camino del diseño de las experiencias de aprendizaje y las polémicas que éstas generan por la decisión de la estrategia, para llegar a las recomendaciones para quien incursiona en el campo. Esta definición se apoyó en Ertmer (1993), Bravo (s/f), Brito (2005) y Gurevics (2002) principalmente.

La interrogante central era ¿Cuál es la mejor teoría para el diseño en línea?, ante ella bien podríamos anteponer una de respuesta, ¿De las experiencias cuál teoría resultó más efectiva para contribuir en el dominio de las tareas específicas por parte de los estudiantes? Como dice Ertmer (1993) esta es la pregunta clave que deben hacerse los diseñadores. Estudiamos las experiencias que se estaban viviendo en ese momento en el Instituto Tecnológico Purhépecha, en la UPN Morelia y en el ITESM; estaba claro que las teorías del aprendizaje son indispensables en el desarrollo del diseño instruccional, ya que éstas proporcionan los fundamentos didácticos, psicológicos y filosóficos que enriquecen los modelos de diseño y los aportes son determinantes para este diseño. El reto fue el Constructivismo, que aborda los problemas poco definidos a través de la reflexión en acción, equiparando el aprendizaje con la creación de significados a partir de experiencias, es teoría situada en la creación de herramientas que reflejan la sabiduría de la cultura en la cual se utilizan, así como los deseos y experiencias de los individuos.

A los estudiantes como tales se les motiva a construir su propia comprensión y luego validar, a través de negociaciones con los demás, esas nuevas perspectivas (Ertmer 1993), esto refiere a que el sujeto no percibe las cosas como entidades aisladas y sin relación, sino más bien las organiza mediante el proceso perceptivo en totalidades significativas con sentido completo (Brito, 2005).

En esta experiencia de aprendizaje, el diseño apuesta también al atisbo, precisamente al entregar al estudiante la redacción de un Caso no aislado de su contexto que le permite la posibilidad de reflexionar todas las relaciones posibles, en lugar de pensar en el aprendizaje gradual, es la posibilidad del insight o repentina percepción de nuevas relaciones (Brito, 2005) y utilizar su intuición para resolver o explicar un problema o un Caso.

Ya Ertmer (1993) aborda esta forma de pensar la estrategia general: “situar las tareas en contextos del mundo real, usar pasantías cognitivas (modelaje y monitoreo del estudiante para conducirlo al desempeño experto); presentación de perspectivas múltiples (aprendizaje cooperativo para desarrollar y compartir puntos de vista alternativos); negociación social (debate, discusión, presentación de evidencias); el uso de ejemplos como partes de la vida real; conciencia reflexiva; y proveer suficiente orientación en el uso de procesos constructivistas”.

Contrario a lo que muchos hacen, descalificar y casi ni pronunciar, deslindar del conductismo y pronunciarse constructivista, el diseño instruccional no descarta ninguna de las teorías, porque cada una de ellas utiliza métodos para lograr el aprendizaje que puede aprovecharse en situaciones concretas; lo que no debe perder el diseñador es su brújula epistemológica, su concepción de cómo se construye el conocimiento; después de eso estudiar el sujeto y el contexto para diseñar el entorno de aprendizaje adecuado.

Entonces hablar de diseño instruccional, implica considerar estilos de enseñanza y aprendizaje, contenidos y finalidades de la educación, medios y técnicas disponibles para docente y estudiantes, pero sobre todo de un concepto de aprendizaje y de relación humana, donde la puesta en situación de los contenidos no asegura la adquisición del conocimiento. Mayor o menor prescripción, rigor o libertad en los procesos instruccionales, es consecuencia de un concepto de alumno, de vida, de experiencias del maestro, pero también de una adecuación a las demandas institucionales. Verdad simple de decir, pero difícil comprender, dado que lo reconocido por muchos, y aún después de siglos es razón de cientos de libros propositivos de cambios en una u otra dirección. Por ello, los textos seleccionados para el tema, sólo representan una somera propuesta de los esfuerzos por lograr en los espacios virtuales una organización psicopedagógica y comunicacional de las experiencias de enseñanza-aprendizaje.

Por fin teníamos un modelo educativo descrito que nos llevaría a concretar lo que urgentemente necesitábamos, podríamos caminar con dirección.

El equipo humano y tecnológico

En otra experiencia me había quedado claro el papel del equipamiento tecnológico, su importancia para desarrollar contenidos digitales y ponerlos al alcance de los estudiantes que decidían estudiar una carrera en esta nueva universidad; además de reflexionar la necesidad de estar equipados, también habíamos experimentado que el apostar todo a servidores locales, implicaba riesgos de todo tipo: fallas en el suministro de energía eléctrica y en la conexión de internet para responder a las peticiones de todos los equipos conectados a una plataforma, robo de equipo y “apagones” intencionados por problemas laborales o de otro tipo.

De octubre a diciembre de 2010 contamos con una plataforma montada en los servidores del Gobierno de Michoacán, a través del CETIC (Centro Estatal de Tecnologías de la Información y la Comunicación), a partir de enero, el equipo de 6 o 7 personas, decidimos cooperar para tener un contrato anual de un servidor virtual en una empresa extranjera, que ofrecía lo mejor de estabilidad y ancho de banda de internet. El internet era un contrato sencillo, para el hogar, que abastecía al pequeño equipo del personal. De inmediato William nos instaló una excelente plataforma LMS y la página web de la universidad. Cada miembro del equipo llevaba consigo su computador portátil para desarrollar su tarea, a veces eran equipos no actualizados que los atendía Gerardo Espinoza Cervantes, quien cargaba los contenidos de 6 licenciaturas, una maestría y 7 diplomados para más de 2500 personas que se inscribieron en la primera convocatoria.

Para el proceso de inscripciones y control escolar Juan Carlos Rosales, nos preparó un formulario amigable, donde los documentos de los inscritos se organizaban automáticamente en carpetas para ser revisados por Viky y Araceli, quienes llegaron como prestadoras de servicio social. La coordinación del diseño instruccional la asumió excelentemente Martha Avalos; los diseñadores permanentes Juan Escárcega Miranda, Leticia Engracia Pérez y Tania Sosa Rocha, siempre estuvieron dispuestos a quitar horas de su descanso para sumar 14 o 15 horas de trabajo. En la planeación y vinculación siempre contamos con Arturo Ortiz y Silverio Cerda.

Referencias

Bravo Peralta, Erandi C. (s/f) Criticas al conductismo.  En Ideasapiens.com, espacio abierto de la UNAM, localizado en http://www.ideasapiens.com/psicologia/cientifica/criticasconductismo.htm

Brito, M. y Skeilly Castellanos (2005) Formación de una Gestalt, en Seminario del Instituto Venezolano de Gestalt, localizado en http://www.institutovenezolanodegestalt.com/articulos/FORMACION%20DE%20UNA%20GESTALT.pdf.

Casarini Rato, Martha (2004). Teoría y diseño curricular. Trillas, 3ª reimpresión. México

Ertmer, P. y Newby, T. (1993). Conductismo, cognitivismo y constructivismo: Una comparación de aspectos críticos desde la perspectiva del diseño de la instrucción. Performance Improvement Quarterly, 6(4), 50-72.

Fuentes, X. A. M., & Horta, M. G. J. (1998). La filosofía de sistema modular, su papel dentro de la cultura organizacional de la UAM-Xochimilco. Reencuentro. Análisis de problemas universitarios, (22), 17-21.

Gurevics, M. y Toro, C (2002) La teoría de la Gestalt, en María Teresa Lodlieu y Hector Scaglia (Comps) Constructores en Psicología, Bueno Aires. Proyecto editorial.

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